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Asociación Aragonesa Madres y Mujeres ArcoIris

Siempre recordando a mi hija Viki.



   Siendo joven no sabía la diferencia que existía entre querer y amar.

   Quería mucho a mis padres, supieron darme amor, cariño, y protección.  

   Entonces yo lo veía normal y natural. Hasta que fui madre, no me di cuenta de lo que se es capaz de hacer por los hijos.

   Cuando nació mi primer ángel, de nombre Viki, saboreé el amor verdadero con todo mi cuerpo y alma. 

   Era para mí la más bonita, la más lista…. Y ella con esa sabiduría que Dios la premió, ya desde pequeña, percibió que éramos la una para la otra.

   Viki fue creciendo y nuestro amor iba aumentando. Era una relación madre e hija tan bonita y nos sentíamos tan felices, que no podía ser infinita.

   Un 12 de julio de 2012, El que todo lo puede se me la llevó.

   Siempre me decía que me cuidara, que sabría vivir sin mí. Ahora soy yo la que tengo que aprender a seguir mi vida sin mi querida y amada hija Viki.

   ¡Cuánto amor nos dábamos!
   

   Te quiero,  Lucía.




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