A DAVID

Querido hijo:
Hace mucho tiempo que no te escribo.
Me acuerdo mucho de ti. Pienso en el camino que recorrimos juntos cuando tu estabas en la Tierra. Pienso cuántos momentos no te dediqué por falta de tiempo; jamás me pude imaginar que tu te marcharías antes que yo .Contigo, cariño, empecé el camino de ser madre. Hoy pienso que los momentos preciosos que nos regala la vida para estar juntos en familia, no sabemos apreciarlos. Creemos que van a ser para siempre y que nos queda tiempo para todo y eso no es así.
Si hoy pudiera dar marcha atrás en mi vida, tengo claro que daría prioridad al amor que me regalaban los hijos. Cuando los tenía cada día junto a mi, y me necesitaban para aprender a caminar por esta vida.
Ahora, David, no puedo compartir nada, porque tu ya no estás aquí entre nosotros; no tengo ni un segundo de tiempo para poderte abrazarte, ya es muy tarde, se me ha pasado el tiempo que tenía. Mi único pensamiento es creer que allí donde esté tu alma seas feliz. Ése es mi único deseo para ti.
Hijo si me he extendido mucho en esta carta, ya sabes que yo soy un poco pesadita.
Tu madre que mucho te quiere,

Mayte.