Cartas a mi madre
Por Julia Gómez Lasheras
Dedicadas a su madre Julia Lasheras Berbegal
Séptima Carta
En otoño,
fue la despedida, cuando tú te fuiste
cansada de luchar y de sufrir,
tu partida, dejó un profundo vacío
en lo más hondo de nuesgros corazones,
cuando las flores
alcancen su esplendor,
tu recuerdo seguirá imborrable en nuesgtra memoria.
El ciclo de la vida,
mitiga el dolor por la ausencia,
el dolor, el pesar por la ausencia,
se transforma en senda de madurez.
En el Camposanto, lugar sagrado donde moran los espíritus de nuestros
antepasados,
así como las almas de nuestros seres queridos,
donde surgen las lágrimas de la amargura,
fluyen las emociones más profundas,
allí, ante ti,
surgen las lágrimas sanadoras, que me permite sanar mi pérdida,
pero tú Madre,
eres la luz de mi despertar,
el ángel que vela por mí.
En momentos de desaliento, tu recuerdo me da el soporte necesario,
desde la aceptación de la pérdida,
surge la esperanza, la fuerza y serenidad
adquiridas desde la madurez,
cierro los ojos
y allí estás tú,
velando por mi incierto caminar, y por mis sueños.
Que la paz sea contigo, Madre querida.
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