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Asociación Aragonesa Madres y Mujeres ArcoIris

Es primavera

Es primavera Me parecía mentira que la primavera pudiera llegar sin que mi hijo Mauri la viese. Pensé que tras su muerte ya no habría nuevas primaveras; tal era mi dolor y desesperación que la vida se desdibujaba por momentos.
Estaba equivocada. No sólo brota la vida sino que me da una lección de alegría, de luz y de valor. La naturaleza, siempre sabia, permanece oculta, dormida en las entrañas de la madre tierra. Parece que se olvida de nosotros, pero tiene la fuerza de renacer para darnos nueva savia.
Y eso ha ocurrido con mi hijo. No está físicamente. No lo puedo ver, pero sigue existiendo en otro lugar, le siento, sé que permanece entre la luz germinando su amor, su ayuda, para brotar en mi silencio y en mi energía.
Es una primavera eterna, con su color, su alegría, su luz...
Ya no hay tinieblas ni angustias. El esta’aquí, conmigo para recordarme que no se ha roto nada entre nosotros. Sólo ha cambiado la dimensión. Su energía subsiste.
Vienen a mi mente unos bellos versos del escritor inglés Woodsworth:

Aunque ya nada pueda devolvernos
el brillo de las flores y el esplendor de la yerba
no debemos afligirnos
porque siempre le belleza permanece en el recuerdo.

No estéis, pues, angustiadas ni tristes. Nuestros hijos no nos lo perdonarían. Ellos quieren vernos alegres y disfrutando de la vida que compartimos en un momento físico con ellos y seguimos compartiendo en el amor .

            Amalia Soro (madre de Mauricio)


2 comentarios

Fina, la madre de Sergio Gómez -

No sé porqué, mi vida, ha salido mal, tu apellido, quizá por lo nerviosa que me he puesto, quizá.
Aprovecho que entro para Felicitarte, pues el día 28 habrías cumplido 25 años. En realidad para mi, en mi corazón, en el que vives y vivirás eternamente, los vas a cumplir. Como siempre te decimos, ambos, un año más, uno menos, ¡foquie!
Te quiero.
Sergio y Fina un siempre en el jamás.

Fina, la madre de Sergio G´´omez -

¿No nos lo perdonarían? Verde es la primavera,la vida roja como la sangre, pero el amor de nuestros hijos, es imperenne, infinito, comprensivo y sutil, pero ante todo es magnánimo. Por mucho que el anhelo de ellos sea nuestra felicidad, sonrisa y amor, no es más cierto que ellos son perdón y comprensión. Jamás pensaré ni aceptaré un "MI HIJO NO ME LO PERDONARÍA". Él jamás necesitará PERDONARME NADA, ÉL ES AMOR, LUZ, COMPRENSIÓN, POR CONSIGUIENTE NADA QUE HAGA, NI SIENTA, NI DIGA, NECESITA SU PERDÓN. ME AMA COMO SOY. ME ACEPTA COMO SOY, SOY PARA ÉL PERFECTA EN MI IMPERFECCIÓN.